Yo soy, del hombre nuevo y duro,
la rebelión y el “no” breve y dinámico
que conjuga sus voces en futuro
y que de frente al sol se apresta impávido.
Yo acuso. Yo denuncio. Yo castigo
con el quemante látigo del verbo
toda insolente expoliación. Maldigo
al avaro y al necio y al protervo.